La visión de los tonos

En las obras visuales podemos encontrar en su configuración diferencias de tres tipos: diferencias de valores tonales, las de color y las de texturas. Las diferencias de tono son individualmente las más importantes. Hay que considerarlas como la base de la visión.

Los rayos de luz al propagarse en línea recta iluminan los objetos que están a su alcance de modo que, por la dirección en que reciben los rayos y por la distancia a que se encuentran de la fuente lumínica, son iluminadas en mayor o menor grado.

Se debe tener en cuenta el tipo de superficie que poseen los objetos ya que reflejan la luz de distintas formas. Hay superficies que son capaces de reflejar un alto grado del total de la luz recibida, mientras que hay otras superficies que absorben mayor cantidad de luz y por lo tanto reflejan solo una pequeña parte. Las superficies de los objetos que reflejen mayor cantidad de luz recibida se verán como superficies claras, mientras que las que absorben mayor cantidad de luz se verán más oscuras. Esta cualidad reflexiva de las superficies es independiente del color local que tiene cada una.

Clasificación

Podemos clasificar los valores tonales en altos cuando hay una mayor incidencia de luz, tiene más claridad la superficie; y bajos cuando hay una menor incidencia de luz, o sea, la superficie es oscura.

La escala de valores tonales tiene como extremos el blanco y el negro. El pigmento blanco representa el extremo de la escala de valores; el negro, el otro. Mezclándolos en proporciones diversas, obtenemos una amplia escala de grises intermedios distintos. Todos esos tonos son acromáticos. Pero también el valor es una dimensión de tonos acromáticos. Todo pigmento posee un coeficiente de reflexión, es decir, valor, que varía desde muy claro hasta muy oscuro. Cuando mezclamos pigmentos de distintos valores, el tono resultante será alguno intermedio entre ambos. Así, tenemos cuatro posibilidades de mezclar pigmentos para controlar el valor de los tonos.

Agregando blanco, se aumenta el valor.

Agregando negro se disminuye el valor.

Agregando un gris contrastante, aumenta o disminuye el valor.

Agregando un pigmento de valor distinto, se aumenta o disminuye el valor. No podemos cambiar el valor de un pigmento cromático sin modificar al mismo tiempo otras dimensiones tonales.

Agregando negro, blanco o gris, se introduce un componente acromático.

El valor se modificará y también el nivel de intensidad. El tono resultante será más claro o más oscuro y más neutral. Es posible que también se produzca algún cambio en el matiz, porque tanto el pigmento negro como el blanco tienden a enfriar la mezcla. Se produce una desviación hacia el matiz frío adyacente. Tal efecto es notable cuando mezclamos amarillo y negro: este actúa como un azul, disminuyendo el valor y la intensidad, cambiando el matiz hacia el verde.

Función

La función de los valores tonales es esencialmente constructiva, los valores tonales son la base del contraste. La solidez de una imagen se debe más a sus contrastes de valores tonales, que a sus contrastes cromáticos o de texturas. La larga experiencia de la sociedad humana reconoce los objetos de su entorno sin tocarlos, la vista nos dice qué objeto es cuadrado, cuál es redondo, pulido y así la utilización de un correcto claro-oscuro recrea la experiencia del observador. Es decir que son los valores tonales los que recrean las condiciones ilusionistas de la realidad circundante.

La otra función que se debe señalar a los valores tonales es su gran fuerza expresiva. La percepción como fenómeno histórico, refleja el condicionamiento que durante siglos las ideas religiosas han sedimentado en lo más profundo de la psiquis del hombre.